Los niños de todas las edades tienen muchas excusas para saltarse el desayuno. La contingencia ha jugado con nuestros horarios y es normal que niños y adolescentes se acuestan tarde y luego se levantan e inmediatamente se conectan a sus clases virtuales, con demasiada prisa para comer.
Desayunar apropiadamente tiene ventajas sobre el rendimiento escolar. Estudios demuestran que los niños que desayunan tienen un mejor rendimiento, mejor concentración y más energía.
En general, los niños y adolescentes que desayunan tienen mejor salud integral, lo cual puede atribuirse a los tipos de alimentos que suelen asociarse a la comida de la mañana. El desayuno ofrece una excelente oportunidad de fortalecer a nuestros hijos con nutrientes que pueden quedar relegados con facilidad durante el resto del día. “El desayuno es un muy buen momento para consumir fibra en forma de cereales y panes integrales”, indica el Dr. Cochran. La fibra puede ayudar a controlar el peso y también ha sido ligada con niveles más bajos de colesterol.
El desayuno también es una oportunidad para darle a su hijo calcio y vitamina D, que fortalecen los huesos. Los niños entran en los años más importantes para el desarrollo de los huesos en la niéz tardía y la adolescencia, y los huesos continúan desarrollándose hasta aproximadamente los 25 años. Aunque la vitamina D es más conocida por fomentar la absorción del calcio, hay nuevos estudios que muestran que es posible que la vitamina D también estimule la inmunidad y ayude a prevenir las infecciones, las enfermedades autoinmunes, el cáncer y la diabetes.
¿Cómo hacer para que los niños y adolescentes coman algo por la mañana? Hay que comenzar por fijar la hora de acostarse más temprano. Esto ayuda a asegurar que nuestros hijos se levanten con tiempo para comer algo. Luego, habría que transformar al desayuno para convertirse en una prioridad familiar.
Si resulta demasiado difícil organizar para que todos se sienten a comer, pruebe tener disponibles alimentos fáciles de comer que sus hijos puedan tener a la mano. El yoghurt, las barras de granola, el cereal seco, las barras de desayuno, las frutas frescas y las frutas secas o deshidratadas son buenas opciones.
Lo ideal es que cada comida contenga algo de todos los grupos alimenticios, pero comenzar a formar hábitos no sólo de ingesta sino de convivencia, transformarán la experiencia del desayuno y la trasladarán al rendimiento de los alumnos en el aula.