“El secreto del éxito es ser como un pato: tranquilo en la superficie, pedaleando como un loco por debajo.” -Michael Caine.

¿Qué haces con tu enojo? ¿Cómo expresas tu ira? ¿Cómo te das cuenta de que estás feliz? ¿Cómo le ayudas a tus hijos o tus alumnos a canalizar sus emociones? ¿Qué se hace con la frustración? 

Todas estas preguntas tienen que ver con la fortaleza de la autorregulación, la cual consiste en la habilidad individual para regular o controlar las respuestas de cualquier tipo: ya sean pensamientos, emociones, impulsos o acciones, con el fin de lograr metas o cumplir con ciertas normas.        

En ocasiones pensamos que la auto regulación tiene que ver con evitar las emociones como el enojo, la ira o la tristeza, en no permitirse sentir o negar estos momentos. Sin embargo, la autorregulación se trata de permitirte sentir todas las emociones, las que son agradables y las que no lo son; es ayudarnos a regular nuestras reacciones y el cómo reaccionamos a nuestros pensamientos. 

Al igual que todas las fortalezas, la auto regulación se hace más fuerte mientras más la ponemos en práctica, pero ¿cómo puedo hacer más fuerte mi autorregulación? 

Para potenciar la fortaleza de la auto regulación, el Vía Institute propone estas prácticas:

• La próxima vez que te enfades por algo, intenta hacer un esfuerzo por controlar tus emociones y céntrate en los aspectos positivos.
• Márcate objetivos en tu vida diaria, como por ejemplo limpiar tu habitación o lavar los platos, y asegúrate de cumplirlos.
• Presta especial atención a tu reloj biológico. Realiza las tareas más importantes cuando realmente sea necesario.

Las personas que poseen la autorregulación como una de sus fortalezas personales son, por lo general, personas racionales, serenas y con un elevado grado de prudencia e inteligencia social. No se alteran ante los obstáculos o situaciones adversas, pues saben cómo reaccionar de manera calmada para encontrar la mejor solución.

Suelen ser personas más exitosas tanto en el ámbito personal como profesional, ya que no actúan de manera impulsiva e irracional. El psicólogo Daniel Goleman comenta: “La habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto aprendizaje crucial en la vida diaria”.

Para Goleman, ser emocionalmente inteligente es una capacidad que poseen las personas con la fortaleza de la autorregulación. Estas personas toman decisiones teniendo en cuenta tanto los factores racionales como emocionales, lo cual les permite hacer una lectura objetiva y emocionalmente potente de la situación.